Since I hope to become a missionary, the Spanish language is
something I must learn. It is more than that though because when I
hear the worship music it touches my heart in ways English cannot.
I guess it holds a mystery and one must translate to discover the
depths of the lyrics. The following is something I wrote last year,
but it stands just as firm today as it did when I first presented on it.
Puesto que espero hacer misionario, la lengua española es algo
que debo aprender. Es más que eso aunque porque cuando oigo
que la música de la adoración que toca no puede mi corazón de
las maneras inglesas. Conjeturo que lleva a cabo un misterio y
uno debe traducir para descubrir las profundidades de las líricas.
Lo que sigue es algo que escribí el año pasado, pero coloca
apenas hoy tan firme como lo hizo cuando primero presentó en
él.
El lenguaje de mi corazón
El español es una lengua romance. La cultura de habla española centra todo las relaciones. Los aspectos más importantes en la cultura española son la religión, la familia y amigos. Los humanos somos seres relacional. Hay muchas diferencias entre la gente de habla española en todo el mundo. Estas diferencias de los dialectos, las tradiciones, y otros ideales culturales, pero siguen siendo los tres aspectos fundamentales. La fe predominante en los países en lengua española es el la cristiandad. Las tradiciones que van junto con la cristiandad son observados por muchos debido a su papel en el resto de la cultura. El caso es que esta celebración se basa en la religión y costumbre y no hay mucho de un foco en tener una relación con Dios. Casi todas las culturas en el mundo tiene una regla similar a la regla de oro. Reconocen amar a los demás como a usted le encantan. Uno no puede amar a los demás la forma más completa que debe sin antes tener una relación con Dios.
Dios es amor. El Señor es todo lo que uno necesita y mucho más. Él es dador de vida y la razón estoy aquí hoy. Para seguirlo, debemos negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirlo. Juan 3:16 dice que, “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Dios envió a Su Hijo para darnos vida. En Juan 14:6, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” Sin Jesús estamos perdidos y rotos. Dios es fiel. Él está dispuesto a perdonar y amar a nosotros no importa lo que hemos hecho. Se trata de ser humilde y sumiso a su voluntad por encima de la nuestra y entregarse por completo. Esto no es fácil, pero es el camino que conduce a la vida. En primer lugar, debemos admitir que somos pecadores. Por tanto, debemos creer que Jesús es el hijo de Dios y murió para que vivamos. Por último, debemos confesar nuestros pecados y tener fe en que somos perdonados. En Mateo 6:9-13 Jesús dio una oración modelo que probablemente suena familiar:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamosa nuestros deudores. No nos metas en tentación, sino líbranos del mal, porque tuyo es el reino,el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén.
He incluido esta oración porque es un ejemplo de una relación de confianza, fiel, honrado, y íntima con nuestro Padre. Vivir para Cristo es morir a nuestra manera y confiar en Dios en todo. Para escuchar estas palabras en una lengua tan bella expresa el amor en mi lengua materna.












